domingo, 27 de diciembre de 2009

Er Juan y la Sara decidieron abandonar su chabola pá ir a vivir a un barrio de payos. Ella se las apañaba bien vendiendo bragas en el mercao mientras que er Juan hacia mú buenos euros con los malocotones y su fragoneta. La Sara, una gitana de esas de raza, empesó como loca a decorar su nueva casa. Que si aquí una foto del patriarca o del sobrinito bailando flamenco, que si una estantería pá sus libros de costura… Y er Juan viéndolas pasar, como si mirara er tenis. –Ozu niño, ¿como vas a poner aquí el peluco de cosina der Camarón?, ¿no ves que er doraó de sus medallas no pega con er lila de los muebles?- le desia la Sara.
Al poco tiempo un payo rabuó con chapa en pesho se dio cuenta del porque los malocotones rellenos de er Juan iban a seisentos euros al kilo. Lo metieron en la jaula y la Sara se quedo sola, sola solita sola. Desconsolada y seca de tanto derramar lágrimas se sentó en su sofá e intento encontrar a er Juan en las paredes de esa casa. No había nada, ni er Camarón marcando las tantas de la madrugada. A quien demonios le importaba ahora er jodido lila de sus muebles de cosina.

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